Columna Ambar: Ana y su derecho a la salud
Autor: Redacción
Autor multimedia: Especial
Por Amanda Bautista
Ana está por cumplir cinco años en este 2020, el hospital regional de Tacámbaro, donde su mamá por su difícil situación económica tuvo que acudir como muchos michoacanos a un hospital público, en febrero del 2014 fecha de su nacimiento, la abuelita de Ana tuvo que comprar los insumos a fin de practicarle una cesárea en este centro de salud que no contaba con los materiales mínimos para realizar la intervención quirúrgica, el área administrativa le pidió “un kit” para atender el parto.
Esta situación era muy común en los centros de salud de Michoacán; Ana regresó a ese mismo centro hospitalario ahora para cumplir con su cuadro básico de vacunación, pese a que persisten retos, esta ocasión pudo completar y ejercer su derecho a la salud contemplado en la Constitución del país y del estado.
Ana ha logrado acceder a un derecho humano fundamental que la acerca a un mejor nivel de vida; si bien faltan tareas qué concretar, no se puede dejar de reconocer que uno de los ejes que ha apostado esta administración estatal es al tema de la salud.
Actualmente el cien por ciento de los Centros de Salud cuentan con mobiliario nuevo, equipo de cómputo, equipamiento médico, medicamentos y material de curación con un abasto superior al 80 por ciento, lo que garantiza la operatividad de cada unidad y la atención a quien lo necesite, pero además se han dignificado 430 Centros de Salud en Michoacán, muchos de estos centros de salud tuvieron que ser rescatados tras estar en el abandono.
Nadie puede decir que a este Gobierno no le interesa la salud, en lo que va de su administración ha invertido 361 millones de pesos a través de la Secretaría de Salud de Michoacán (SSM), y rescató 28 obras que estaban inconclusas y abandonadas, ha dotado de ambulancias a cada municipio.
Decir que este Gobierno no está interesado en la salud de los michoacanos es una falacia, pretender “desinformar” como se ha hecho por parte de algunos detractores del gobierno estatal, bajo el argumento que no se ha firmado un convenio con el Instituto de Salud Para el Bienestar (Insabi), y por lo tanto Michoacán desprecia más de 2 mil 800 millones de pesos, es echar a la borda el trabajo realizado no solo con Ana, sino con los miles de michoacanas y michoacanos que no tienen seguridad social, con los 2.3 millones de personas que estaban afiliadas al Seguro Popular y que ahora ven amenazada su atención por la puesta en marcha de un esquema que tiene más dudas que certezas.
Silvano Aureoles Conejo le apostó al proyecto integral de rescate del sector salud, además de caminar a la realización de más obras para beneficiar a más familias con este derecho humano, y de esta manera se anunció el acercamiento de los servicios de salud totalmente gratuitos a las localidades, a través de los convoyes.
Estos convoyes, además de ofrecer mastografías y atención para la prevención de enfermedades crónico degenerativas, cuentan con personal capacitado y especializado y ofrecen un plus, al garantizar que las comunidades indígenas cuenten con hablantes de lengua purépecha para garantizar su atención, es una perspectiva de salud inclusiva y plural.
Falta mucho por hacer, “Roma no se hizo en un día”, pero se está avanzando en la consolidación de unos servicios de salud dignos, con calidad y calidez para los michoacanos, el 2020 será un año complejo, las incertidumbres sobre como caminará el Insabi, la falta de claridad sobre sus reglas de operación, la postergación para su puesta en marcha por el Gobierno federal, evidencia que el tema de salud sigue siendo el talón de Aquiles de la presidencia mexicana, no así para Michoacán, aquí es su fortaleza, y prueba irrefutable, es Ana.
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