Relevos, designación del fiscal y la eventual reunión con López Obrador, en la agenda del gobernador.
A tres años de asumir la gubernatura, Silvano Aureoles tiene, en este octubre de 2018, un mes crucial para su futuro político y para el porvenir de Michoacán.
Silvano espera la visita de Andrés Manuel López Obrador en días próximos; en ese encuentro se trazará la ruta para la relación entre los dos niveles de gobierno.
El gobernador no llegará en cero al encuentro con el Presidente Electo porque ya ha tenido reuniones previas con operadores del tabasqueño; Lázaro Cárdenas Batel es uno de los interlocutores; el otro, Ricardo Monreal.
Entre las cartas fuertes del gobernante michoacano está el haber retirado su apoyo a la Coalición por México al Frente y a su candidato Ricardo Anaya Cortés, principal adversario de López Obrador.
La política, entre otras cosas, es tejer acuerdos y ampliar alianzas. Ya no hay Izquierda ni Derecha en este país. Las fronteras ideológicas no existen y, por tanto, no es difícil ponerse de acuerdo cuando se trata de ejercer el poder.
Silvano no encontrará dificultades para ponerse de acuerdo con López Obrador. Al gobernador y al Presidente Electo les conviene que la transición se complete de manera tersa.
El dilema de Aureoles Conejo está justamente en su propio territorio, donde él pone y dispone: en su gabinete.
El oriundo de Carácuaro ya sabe quién le jugó las contras en las pasadas elecciones. Es cuestión de días para que el mandatario ajuste su equipo de trabajo para afrontar el segundo trienio de su mandato.
El problema es dónde “acomodar” a Silvia Estrada Esquivel, quien no alcanzó una diputación (aunque evidentemente no tiene problemas económicos); y qué espacio darle a Elías Ibarra, cuyo paso por la Secretaría de Salud fue con más pena que gloria.
Otro tema, es la designación del fiscal general. Silvano trata ese tema con pinzas y procura, él mismo lo ha dicho, no imponer un titular de esa dependencia a modo.
Son tres los prospectos: Víctor Serrato Lozano, Juan Antonio Magaña de la Mora y el propio José Martín Godoy Castro, quien por cierto no ha renunciado a la Procuraduría, como algunos colegas juran y perjuran.
Serrato Lozano, aunque no es alfil del gobernador, tiene cercanía con éste y no es mal visto por la cúpula morenista. El plus del ombudsman, es su cercanía con Lázaro Cárdenas Batel.
Juan Antonio Magaña, le apuesta todo a su alianza con Cristóbal Arias Solís y eso no garantiza nada en la negociación con los legisladores de Morena.
Martín Godoy, se ha ganado la confianza de Aureoles Conejo, pero él mismo busca ya la Fiscalía de Jalisco, donde dan por inminente su designación, pero no apaga la “velita” por si se le cae la negociación en su tierra natal.
En fin, un mes crucial para Silvano, a quien nadie le puede regatear su condición de negociador y muy buen lector de las coyunturas políticas.