El exabrupto de Beatriz Gutiérrez y la matanza de Guanajuato eclipsan el 2o aniversario del triunfo Lopezobradorista.
Por la mente de Andrés Manuel López Obrador nunca pasó, seguramente, vivir el segundo aniversario de su triunfo electoral con dos eventos capaces de relegar a tercer lugar su festejo.
Seguramente sin querer, Beatriz Gutiérrez Müller, captó la atención de tuiteros, al tratar de forma por demás majadera e insensible, a un usuario de esa red social, quien le solicitó atender necesidades a niños con Cáncer.
Le han dicho de todo a la esposa del presidente. En caso extremos, le pusieron apodos muy rudos y, lamentablemente, le recordaron el sobrenombre de su hijo.
La señora Gutiérrez Müller olvidó la esencia de un dicho popular propio para el caso: el que se ríe se lleva y el que se lleva se aguanta.
El otro evento, todavía más desafortunado y trágico, ocurrió en Guanajuato, donde masacraron a 24 jóvenes. Fue en la comunidad de Arandas, en el municipio de Irapuato.
Guanajuato está en una crisis gravísima de inseguridad, al borde de la ingobernabilidad. El gobernador no sabe cómo resolver el problema y el presidente Obrador no quiere ayudarle. Seguramente el mandatario federal no olvida la derrota electoral sufrida justamente en el estado más panista del país.
A López Obrador le arruinaron el festejo. Pero ya venía de una semana muy mala para él, con Morena en caída libre y niveles bajos de popularidad (53% de desaprobación según Mitofsky).
La semana pasada tampoco le fue bien a AMLO: en Michoacán, Silvano le ganó los reflectores en la rueda de prensa matutina. El gobernador Aureoles demostró más oficio político y quitó protagonismo al presidente en el evento más emblemático del tabasqueño.