Morelia, Michoacán.- No fue una ni dos, fueron ocho. Sí, hasta en ocho ocasiones, por escrito y de manera formal, Silvano Aureoles Conejo le pidió audiencia al presidente. Verbalmente, no se diga, cada gira del pejexito era la oportunidad perfecta para decirle, para pedirle concretar un encuentro, no era por Silvano, era por Michoacán.
Temas de salud, de seguridad, la dichosa federalización de la nómina magisterial -uno de los peores chascos presidenciales que ha recibido la tierra purépecha-, eran algunas de las inquietudes. Causas había muchas, hasta intercambiar opiniones y tratar de llevar la fiesta en paz. Limar asperezas, le dicen. Nada.
La actitud soberbia que mostró el otrora presidente de hartos mexicanos y que hoy va en franca picada, se coronó la mañana del martes cuando “cuidó la investidura presidencial”, se olvidó de las buenas maneras y de su deber como jefe del ejecutivo federal al frente de una República, y decidió no recibir ni atender al gobernador de Michoacán, al que días antes le había pedido pruebas de la narcoelección que denunció Aureoles y luego se negó a recibirlas. “Ej que hay que cuidar la invejtidura presidencial”, justificó en distintas ocasiones.
La decisión de Silvano Aureoles Conejo, por otro lado, colapsó las redes sociales. Entre tipeos de apoyo y otros no tanto, entre burdas defensas del huésped de Palacio Nacional y memes donde la foto de un Andrés Manuel bajándose de su vehículo para saludar, de mano, a la madre del Chapo, contrastando la imagen de Aureoles afuera de Palacio, provocaron revuelo.
Los pensadores de Los Pinos trataron en vano de apagar el fuego. Nel. Ya era tarde. Silvano Aureoles y el rechazo que recibió fueron tendencia nacional. Sus manos cruzadas, resguardando los sobres con las pruebas que había pedido el presidente, fueron la imagen que recorrió portadas, chats y miles de comentarios.
Silvano Aureoles, de espaldas a Palacio Nacional, sentando en un pequeño banco, serio a veces y otras no tanto, detonando la creatividad de muchos. Los afilados colmillos políticos dándose el banquete. Al final, todo eso, lo hizo tendencia. Literal.
La estrategia de los contrarios no les ha funcionado como quisieran: Intentaron descalificar la denuncia pública, “eso debe hacerlo el candidato y los partidos”. Nel. Es un tema hasta de seguridad nacional. “Tiene que ir al INE o al Tribunal Electoral”, noup, es un tema de seguridad nacional. “Que deje lo que trae y se vaya”, ni maíz, pone en riesgo la vida y seguridad de muchas mujeres y hombres valientes que han alzado la voz y han denunciado la intervención, la presión y la amenaza del hampa el pasado 6 de junio, cuando los obligaron a votar por Morena y por su gris y torpe candidato imitador.
Y le digo gris y le digo torpe porque no tiene personalidad, porque intenta por todos los medios imitar a Ruli my baby, al Pejecito y hasta al “Juanito” en su discurso, en su tono de voz, pero no le resulta. Nada le queda, nadie le cree y, es evidente, que no se siente cómodo. Pobre. ¿Así de libre será para gobernar?, ¿cuánto tiempo le dan, de llegar al Solio de Ocampo, antes de que pida permiso, un año, dos? Yo sí veo a otros des-gobernando a Michoacán.
La “Ufemia” de Palacio Nacional
Sí, como la Ufemia de mi adorado Pedrito Infante, así en Palacio Nacional se coronó la ingrata con un “y mataron mis amores el silencio que les dites”. La música de mi Lupe parece mandada a hacer especialmente para esta entrega. López Obrador ignoró las cartas, las llamadas, las invitaciones, las peticiones y, en uno más de sus errores más feos, decidió “cuidar la investidura presidencial” porque el tema que traía Aureoles era “sensacionalista” y “político” y él como presidente, pues no se puede prestar a eso.
Lo he dicho al cansancio: hay que cuidar lo que uno dice porque, lo primero que Dios castiga, es el hocico. Apenas el 7 de mayo pasado, López Obrador denunció en su “fantástica” Mañanera (sarcasmo), presuntos intentos de compra de votos en Nuevo León. Ahí dijo:
“Nos robaron la presidencia de la República, cómo no voy a denunciar el fraude electoral, sí se necesita la democracia, tons cómo se van a entregar estas tarjetas, dónde está el INE, dónde está el Tribunal Electoral, en este caso, dónde está la fiscalía electoral, porque ya hay una reforma constitucional que establece que es delito grave el fraude electoral, pero si no hay denuncia pos la constitución, las leyes se convierten en letra muerta, beneficia a la democracia, esto es bueno para la democracia, y quedarse callado, es ser cómplice y peor, apoyar a candidatos que ofrecen migajas, dádivas, que están comprando el voto, eso es una ofensa, es una humillación y es un acto totalmente antidemocrático, quién está financiando, cómo va a cumplir, esto debería de ser motivo de una sanción”. Sí, lo dijo el presidente.
El 29 de junio el discurso presidencial cambió cuando, en esa misma Mañanera, le preguntaron si recibiría a Aureoles: “no porque no me corresponde, es un asunto que tiene que ver con las elecciones y para eso está el INE y está el Tribunal Electoral y si se trata de una acusación sobre un ilícito, hay que acudir a la Fiscalía, entiendo que viene aquí porque pues quiere aprovechar de que están ustedes y no es poca cosa la Mañanera, no, todo lo que aquí ocurre es información y noticia, pero no es el lugar, ayer recibí a tres gobernadores al -Chihuahua, Morelos y Jalisco-, pero para tratar asuntos relacionados con programas para el desarrollo de esos estados, no puedo estar yo aquí recibiendo a personas, a autoridades para atender cuestiones electorales o acusaciones de tinte político, electoral, no me corresponde eso, hay que cuidar la investidura presidencial”.