El fútbol mexicano está de regreso, y anoche, Monarcas y Gallos inauguraron el Apertura 2014 en un entretenido partido...
El fútbol mexicano está de regreso, y anoche, Monarcas y Gallos inauguraron el Apertura 2014 en un entretenido partido. Querétaro se llevó los tres puntos del José María Morelos con la mínima ventaja y con diez hombres durante más de media hora. Los michoacanos desperdiciaron innumerables ocasiones de gol que pagaron factura con la prematura derrota.
En un vaivén de emociones que se experimentaron en el primer juego de la jornada 1, Morelia quiso inclinar rápido la cancha para buscar el triunfo, pero Querétaro supo esperar y contraatacar en respuesta a las efímeras aproximaciones de los locales. Así, el defensa Miguel Martínez adelantó con un cabezazo al conjunto albiazul.
Nacho Ambríz y sus pupilos se fueron al vestidor con una ventaja que lucía cómoda. La Monarquía regresó a la cancha conscientes de no dejar escapar puntos del Morelos y el tridente ofensivo compuesto por Mancilla, Montero y Riascos, reactivaron la defensa queretana luego de 45 minutos sin problemas.
En su afán por mantener el cero en su arco, Édgar Hernández disputó un pelota que quedó franca a Héctor Mancilla en el área chica. El guardameta de los Gallos sufrió un aparatoso choque con la rodilla de un compañero, lo que le provocó una severa herida en la cabeza y su cambio obligado.
Tardó doce minutos en recuperarse y Hernández abandonó la cancha con sangre en su uniforme. El canterano de Monarcas, Miguel Fraga, entró al quite y rápidamente salvó a Querétaro en al menos tres ocasiones. Los reflejos del arquero suplente se conjugaron con la falta de pericia de los ofensivos michoacanos, en especial del refuerzo Riascos, que desperdició al menos cuatro balones de gol.
Mucho dependían los ataques de Monarcas de los desbordes de Jefferson Montero en ambas bandas. El ecuatoriano provocó la expulsión de George Corral por doble amarilla, pero ni con un hombre menos, mucho menos con la docena de minutos extra, los anfitriones pudieron siquiera lograr la igualada.