Michoacán.- Mayra Alejandra Buenrostro Valencia, originaria de Buenavista Tomatlán, es una joven de 28 años que se convirtió en madre a los 14, el pasado 8 de febrero experimentó un gran dolores tras perder a su hijo mayor, Pablo, de 15 años, víctima del estallido de una mina terrestre, escondida en una huerta de limón donde trabajaba el adolescente en la comunidad de Santa Ana Amatlán,.
Para Mayra era normal que su hijo Pablo se dedicara al corte de limón, pues toda su familia ha trabajado en este oficio desde hace muchos años.
El adolescente dejó los estudios luego de terminar la educación primaria, según su propia mamá, no quiso seguir en la escuela al ver las necesidades de su hogar, decidió aportar económicamente con su trabajo como jornalero agrícola, ya fuera en el corte de limón o decidió mango, contó a Excélsior la señora Mayra.
Pablito, como también lo conocían en Santa Ana Amatlán, era muy conocido y querido, porque se portaba amable y tranquilo, su mamá aseguró, no era mal niño, solo trabajaba, jugaba fútbol, iba a la plaza los días de descanso, y soñaba con convertirse en militar, para cuidar de su familia y sacar de trabajar a su madre. Era también un ejemplo para sus hermanos menores, de 11 y 9 años, porque se asumía como el “hombre de la casa” y porque Mayra Alejandra se lo inculcó siempre.
La historia de esfuerzo de Pablo se entrelaza con la situación de violencia e inseguridad que se registra en la zona de Tierra Caliente de Michoacán derivada de la disputa entre grupos criminales, que ha convertido el corte de limón en un oficio de alto riesgo, tanto para los jornaleros, como para los dueños de huertas y empaques, quienes son extorsionados y pagan hasta tres pesos por kilo de limón a los grupos delictivos.
Tras ocurrido el homicidio de Pablo y José Luis, su compañero de trabajo, el fiscal de Michoacán, Adrián López Solís y el secretario de Seguridad Pública, Juan Carlos Oseguera Cortés, informaron en diversas entrevistas a medios locales, que ambas víctimas del pasado 8 de febrero, podrían estar vinculadas al crimen organizado, situación que indignó y molestó a Mayra Alejandra, por lo que tras escuchar al diputado local y dirigente del PRI en el estado, Guillermo Valencia Reyes, alzar la voz por la muerte de personas a consecuencia de las minas terrestres, como el caso de su hijo, decidió exigir públicamente una disculpa pública por calumniar, revictimizar y ensuciar el nombre del adolescente, porque será ella quien defienda la memoria de su primogénito.