Ante una realidad dominada por la violencia, la corrupción, el tráfico de drogas, el desprecio por la dignidad de la persona...
Ante una realidad dominada por la violencia, la corrupción, el tráfico de drogas, el desprecio por la dignidad de la persona, la indiferencia ante el sufrimiento y la precariedad, el Papa Francisco llamó a no resignarse, durante la homilía que presidió en el estadio Venustiano Carranza ante religiosos, seminaristas y sacerdotes de todo el país.
Durante la misa que encabezó en el estadio, el jerarca de la iglesia católica cuestionó, “¿Cuál puede ser una de las tentaciones que nos podría asediar? ¿Cuál puede ser una de las tentaciones que brota no sólo de contemplar la realidad sino de caminarla? ¿Qué tentación nos puede venir de ambientes muchas veces dominados por la violencia, la corrupción, el tráfico de drogas, el desprecio por la dignidad de la persona, la indiferencia ante el sufrimiento y la precariedad? ¿Qué tentación podemos tener una y otra vez frente a esta realidad que parece haberse convertido en un sistema inamovible?”.
Y respondió, “creo que podríamos resumirla con la palabra resignación. Frente a esta realidad nos puede ganar una de las armas preferidas del demonio, la resignación. Una resignación que nos paraliza y nos impide no sólo caminar, sino también hacer camino; una resignación que no sólo nos atemoriza, sino que nos atrinchera en nuestras «sacristías» y aparentes seguridades; una resignación que no sólo nos impide anunciar, sino que nos impide alabar. Una resignación que no sólo nos impide proyectar, sino que nos impide arriesgar y transformar”.
En ese sentido, el sumo pontífice exhortó a los sacerdotes, religiosas y religiosos, y a los seminaristas a “no caer en la tentación”, e incluso parafraseo un dicho, pues expresó, “dime cómo rezas y te diré cómo vives, dime cómo vives y te diré cómo rezas, porque mostrándome cómo rezas, aprenderé a descubrir el Dios que vives y, mostrándome cómo vives, aprenderé a creer en el Dios al que rezas”.
El Papa Francisco comentó a los asistentes a la misa que “la oración habla de nuestra vida; porque nuestra vida habla en la oración y la oración habla en nuestra vida. A rezar se aprende, como aprendemos a caminar, a hablar, a escuchar. La escuela de la oración es la escuela de la vida y en la escuela de la vida es donde vamos haciendo la escuela de la oración”.
De igual forma, llamó a los religiosos a no “ser funcionarios de lo divino, no somos ni queremos ser nunca empleados de Dios, porque somos invitados a participar de su vida, somos invitados a introducirnos en su corazón, un corazón que reza y vive diciendo: Padre nuestro. ¿Qué es la misión sino decir con nuestra vida: Padre nuestro?”.
Finalmente, destacó la labor y aportación de Vasco de Quiroga, a quienes los indígenas nombraron como “tata”, que traducido del purépecha al español significa “padre”, “papá”, debido a trabajo en protección de este sector social, durante la época de la Colonia.
“Con ustedes quiero hacer memoria de este evangelizador, conocido también como Tata Vasco, como el español que se hizo indio. La realidad que vivían los indios Purépechas descritos por él como vendidos, vejados y vagabundos por los mercados, recogiendo las arrebañaduras tiradas por los suelos, lejos de llevarlo a la tentación y de la acedía de la resignación, movió su fe, movió su vida, movió su compasión y lo impulsó a realizar diversas propuestas que fuesen de respiro ante esta realidad tan paralizante e injusta. El dolor del sufrimiento de sus hermanos se hizo oración y la oración se hizo respuesta. Eso le ganó el nombre entre los indios del Tata Vasco, que en lengua purépecha significa: Papá”, concluyó.
Previo a la misa que ofició en el estado Venustiano Carranza, en su arribo al estado, el jefe del Vaticano fue recibido por el gobernador, Silvano Aureoles Conejo, quien obsequió una tradicional guitarra de Paracho y la biografía de Vasco de Quiroga, a Francisco.
En el acto protocolario también estuvieron presentes los presidentes del Congreso local, Raymundo Arreola, del Poder Judicial del estado, Juan Antonio Magaña de la Mora, además del secretario de Comunicaciones y Transportes (SCT), Gerardo Ruiz Esparza, como representante del gobierno federal.
A la recepción, acudieron más de 500 invitados, entre ellos integrantes del gabinete estatal, del Congreso del Estado, del Supremo Tribunal de Justicia del Estado (STJE), presidentes municipales, representantes de la sociedad civil, de organizaciones empresariales, organismos autónomos, así como de la Iglesia Católica.